¿Y Democracia pa´ que?

Desde que conocí el Liberalismo como ideología política/económica, si algo me impacto en contraste con las ofertas electorales o de “cambio” que se paseaban por el abanico de opciones partidistas (todas socialistas cabe destacar, aunque yo no lo supiera), era que le daban un tratamiento completamente distinto a la palabra “Democracia”.

La democracia no es más que una FORMA de gobierno, sobre la cual se convoca a la generalidad de ciudadanos de un entorno local, regional o nacional, y se toman decisiones en base a lo que la mayoría dicte.

En sí, solo eso es considerado DEMOCRACIA. Ahora, resulta que con el devenir de los tiempos y después de largas interacciones políticas a lo largo de siglos, tal vez milenios, en donde se ha tratado de distribuir la concentración del poder o limitarlo, se fueron creando maneras, instituciones, que pudieran hacer mas efectivo la forma de compartir ese poder. Para ello se dieron teorías como la de la separación de poderes, la autonomía del poder judicial, las cartas de derechos, las Constituciones, nociones como el de soberanía popular, Estado de Derecho, imperio de la ley, entre otros. Pero cabe destacar que estos postulados no forman parte expresamente de la noción de democracia, puesto que estos aportes que acabo de mencionar fueron provisto por una corriente de pensamiento llamada LIBERALISMO.



Con el paso del tiempo, y verdaderamente desconozco  el por que, de una manera u otra los postulados que rodeaban la forma democrática, se unieron indefectiblemente a ella, tanto así que hoy por hoy cuando se habla de democracia (al menos en algunos casos) se hace referencia de manera indirecta a estos mecanismos, confundiendo la Forma de gobierno, con las instituciones y principios que tratan de ponerle coto al ejercicio del poder.

Pero en realidad hay otro error en el cual vienen incurriendo las dirigencias políticas de prácticamente todos los países de este continente; en pensar que una oferta electoral se puede sustentar solamente en la defensa de la democracia. Esto es un error verdaderamente peligroso, porque resulta que erramos en algo tan importante como en determinar cuales son nuestros fines como sociedad y cuales son los medios de los que disponemos para alcanzarlos. En este caso debemos entender e internalizar que la democracia es un medio, y para los liberales sin duda un requisito sine quanon del progreso que como sociedad estamos llamados a alcanzar, pero no es en si misma un fin ulterior por el cual hay que dejarlo todo. Cada vez con mas estupor vemos precisamente en este continente, como las sociedades se tambalean entre candidatos que (dicen) representar el espíritu democrático y otros sobre los cuales se ciernen fundadas dudas sobre su talante democrático; y de este manera en cada comicio electoral cruzamos los dedos y elevamos oraciones para no revivir los tiempos donde las Democracias de este continente en el mejor de los casos eran puros adornos.

La democracia no puede ser considerada una oferta electoral per se, la oferta electoral debe ser progreso, prosperidad, seguridad, orden, trabajo. Porque es eso y no la democracia lo que nos hará sociedades y ciudadanos de bien. Por mas grueso que pueda sonar, la democracia no le llena el plato de comida a nadie, y nadie que se este muriendo de hambre va a levantar el brazo en contra de su amo, sea este democrático o no. Si queremos crecer como hombres y mujeres libres, lejos de defender una forma de gobierno y una forma de tomar decisiones (porque a fin de cuentas a eso se circunscribe la democracia) debemos defender derechos y principios absolutos sobre los cuales el progreso se cimenta, Vida, Libertad y Propiedad esa sí debe ser la consigna.

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