La cuestión de los servicios públicos


El caso de marras es quizás uno de los planteamientos que mas escozor, reticencia y oposición pueda plantear a la hora de debatir con el ciudadano de a pie, es por ello que antes de entrar de lleno a la evaluación que nos compete esbozaremos y aclararemos algunos conceptos que ayudaran a digerir mejor el objetivo planteado. (Se le advierte al lector que para emitir un juicio de valor debe leer al totalidad del artículo).

No importa que edad tengamos, parece algo intrínseco a nuestro nacimiento y al crecimiento y posterior desarrollo el asumir planteamientos que damos por hecho sin evaluar las implicaciones o el sentido de tales. Hoy analizaremos uno de ellos y es el dogma de “Los Servicios Públicos y su gratuidad”, haremos énfasis en la educación y la salud ya que parecen ser los mas aceptados globalmente, pero dicha evaluación servirá a
cualquier otra esfera de los mentados servicios.

Desde hace siglos, se ha querido hacer ver que en lo que en teoría constituyen servicios públicos son en realidad derechos, ligando y entrelazando 2 conceptos que si bien tienen relación deben entenderse cada uno dentro de su esfera de alcance, ya que su confusión ha traído durante décadas confrontación social, estallidos populares, ha servido como bandera a movimientos revolucionarios, etc.

¿Y Democracia pa´ que?

Desde que conocí el Liberalismo como ideología política/económica, si algo me impacto en contraste con las ofertas electorales o de “cambio” que se paseaban por el abanico de opciones partidistas (todas socialistas cabe destacar, aunque yo no lo supiera), era que le daban un tratamiento completamente distinto a la palabra “Democracia”.

La democracia no es más que una FORMA de gobierno, sobre la cual se convoca a la generalidad de ciudadanos de un entorno local, regional o nacional, y se toman decisiones en base a lo que la mayoría dicte.

En sí, solo eso es considerado DEMOCRACIA. Ahora, resulta que con el devenir de los tiempos y después de largas interacciones políticas a lo largo de siglos, tal vez milenios, en donde se ha tratado de distribuir la concentración del poder o limitarlo, se fueron creando maneras, instituciones, que pudieran hacer mas efectivo la forma de compartir ese poder. Para ello se dieron teorías como la de la separación de poderes, la autonomía del poder judicial, las cartas de derechos, las Constituciones, nociones como el de soberanía popular, Estado de Derecho, imperio de la ley, entre otros. Pero cabe destacar que estos postulados no forman parte expresamente de la noción de democracia, puesto que estos aportes que acabo de mencionar fueron provisto por una corriente de pensamiento llamada LIBERALISMO.

Propiedad, un derecho.


Uno de los elementos que más permiten evaluar la naturaleza del socialismo es el tratamiento que las distintas subvertíentes de esa ideología da al Derecho de Propiedad.

Es consabido el rotundo fracaso que plantea la eliminación –o según el diccionario marxista- “la comunalizacion de la propiedad”, es por ello que no voy a entrar de lleno en la evaluación de esa propuesta, ya que es universalmente aceptada la necesidad de que la propiedad privada sea respetada o que al menos exista.

Ahora bien, lo que sigue siendo un estigma de la social democracia, y de múltiples y variopintos proyectos políticos que hacen vida en nuestro país y alrededor del mundo, es la aceptación de determinados elementos de la propiedad (uso, goce y disposición), pero a su vez sujetan el ejercicio de esa derecho a la circunstancia de que debe estar condicionada.

¿Responsabilidad Social?

A mi parecer, la teoría general de las obligaciones tal como la conciben y la plantean la mayoría de los códigos civiles basados en el Napoleónico, es sin duda una gran contribución al ideal libertario que tanta falta nos ha hecho dentro de nuestros ordenamientos jurídicos. Tal como esta dispuesta en el articulado del código civil, la teoría general de las obligaciones es una obra maestra en cuanto a tratado de derecho privado se refiere, ya que logra preservar espléndidamente, la relación de causalidad y efecto propia del correcto (e incorrecto) uso de la libertad y la responsabilidad que va aparejada con ella.